3.3.10

Espejismos nocturnos

La fuerza de tu mirada me condena;
infalible virilidad incita
a dejarme someter por tu lengua
que hurga lo insondable de mi boca.

Te capturo con mis piernas, ansío

el doloroso primer encuentro; el vaivén
de tu pelo en mi cuello, en mi hombro;
tu aliento excavando el silencio.

El peso de tu cuerpo en mi vientre;

ardiente roce presagia
la fresca saciedad que engendra.
Vida tus palabras despiertan.

Espejismos nocturnos te encarnan.

No basta el asombro, ni tibias notas
lejanas. Manos etéreas no calman
el rumor de mi sangre, la angustia de mi piel.