Mínima criatura, los grises
del alma exponen su miseria.
Esclavo del destino o de
una libertad infante,
se aventuró en los días
cual omnipotente sabio,
mas hoy despertó confuso
y su ego llora en mis brazos.
Lo sostengo. Porque sus lágrimas
drenan inmemoriales penas.
Porque exhumó mi risa y mi Luz.
Porque el amor nos engendra
sólidos y libres, nos sueña
Pares en el juego de la vida.