3.3.10

Secreta melodía


En cierta alfombra una mujer te espera.
Su mano emula la caricia soñada.
Derrama su pelo en aquella almohada
efímera que a tu pecho falsea.
Al latir de tu música arquea
la espalda de cuyos lunares
tu pródiga boca es dueña.
Tus dedos dibujan su cintura,
pentagrama de Gritos de ternura,
húmedas notas tu lengua puntea.
Ansía la noche en que la hoguera
proyecte su azul sobre los cuerpos 
conjugados en armonía.
Secreta es la melodía
que de amor su alma conjura.
Cifrado es el destino de su locura.

Espejismos nocturnos

La fuerza de tu mirada me condena;
infalible virilidad incita
a dejarme someter por tu lengua
que hurga lo insondable de mi boca.

Te capturo con mis piernas, ansío

el doloroso primer encuentro; el vaivén
de tu pelo en mi cuello, en mi hombro;
tu aliento excavando el silencio.

El peso de tu cuerpo en mi vientre;

ardiente roce presagia
la fresca saciedad que engendra.
Vida tus palabras despiertan.

Espejismos nocturnos te encarnan.

No basta el asombro, ni tibias notas
lejanas. Manos etéreas no calman
el rumor de mi sangre, la angustia de mi piel.