
En la tarde espera mi última risa genuina.
Tu silencio ya no atemorizará las palabras.
Y recorreré sola, otra vez, esta calle infinita.
Si me alcanzas, no me asombrará sentirte.
Hojas de otoño sepultarán
tu caminar apesadumbrado.
En la tarde, ramas secas brotan de mis ojos,
de mi garganta, de mis manos.
El aire me sostiene en esa esquina,
crucificada en la memoria,
para que al verme escapes, otra vez,
y no enturbies lo único que es mío.
Tu silencio ya no atemorizará las palabras.
Y recorreré sola, otra vez, esta calle infinita.
Si me alcanzas, no me asombrará sentirte.
Hojas de otoño sepultarán
tu caminar apesadumbrado.
En la tarde, ramas secas brotan de mis ojos,
de mi garganta, de mis manos.
El aire me sostiene en esa esquina,
crucificada en la memoria,
para que al verme escapes, otra vez,
y no enturbies lo único que es mío.
6 comentarios:
Euge...Este...lo sufrí...Como vos...
JUJE
Me conmovió el alma. Otras caminamos ese camino, pero no lo describimos tan bien.
Me quedé mirando la foto y me imaginé caminando esa calle. Te imaginé detrás de una de las tantas ventanas de esa calle, café en la mano, la mirada en las hojas muertas. Me llené de nostalgia por lo que nunca ví y me mostraron tus ojos. Muy bueno!
Es como caminar sobre nuestra alma. Aunque lo hagas de punticas, duele. Hermosa foto, hermoso poema.
Dónde está esta calle, dónde esos árboles, dónde ese otoño?
Te felicito. Me emocionó y me hago eco de Edmundo Dantés... Dónde está esa calle, dónde esos árboles, dónde ese otoño?
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