28.3.07

La Pitonisa



a mi hermano


Lejos de mi suelo, camino sobre las huellas que olvidaron miles de años.
A pesar del calor, del terreno cada vez más empinado y del gentío y las insistentes recomendaciones de la guía, Delfos se yergue frente a mí.
Mensajes tallados en las rocas, libros eternos, las capillas votivas marcándome el camino... Recorro el estadio olímpico, pensando que en éste, alguien igual (y tan distinto) a mí, entrenó cuerpo y espíritu en busca de su areté. Sobre esta roca que hoy palpo, descansó entre carreras y meditó antes de encomendar a los dioses su victoria.
La guía concluye las explicaciones y regatea el tiempo libre. “Una hora” sentencia, y el grupo se dispersa. Abandono el estadio.



Los turistas ostentan cámaras fotográficas y botellitas de agua. Estoy sola. Me acerco, tanto como las vallas me lo permiten, a la rampa del Santuario de Apolo. Constato no ser vista, y me cuelo entre los restos exteriores del templo. Los rozo pensando que quizá no vuelva, que realmente estoy ahí y parte de ellos se quedará conmigo para siempre. El espacio entre las rocas es estrecho; sus aristas me raspan las piernas.



No sé qué hora es, pero no ha pasado demasiado tiempo desde que me alejé del grupo. El calor empieza a afectarme, y entonces me siento en una de las piedras que rodean al templo. Lo observo, lo grabo en mi memoria. Las columnas conservadas, el interior desnudo, los desniveles, los cuartos.


El sol en mi cara. Tras el templo, me hacen sentir a Dios las montañas cubiertas de árboles y el cielo turquesa. Doy vuelta las palmas hacia éste, cierro los ojos, relajo cada parte de mi cuerpo hasta anular los sentidos.
Un leve cosquilleo recorre mis manos, desde la muñeca hacia los dedos. Lo atribuyo al calor. Se intensifica. Me inquieto.


Abro los ojos: nadie a mi alrededor. Se han ido sin mí, o me estarán buscando o esperando… ¡se hace tarde para continuar el recorrido!
Me incorporo. En lugar de pantalones y remera, estoy usando un vestido blanco. Ya no tengo el cabello suelto sino arreglado con un peinado extraño. No llevo sandalias, estoy descalza. Me quedé dormida, pienso, y río de las locuras que sueño. Acaricio la tela, las cintas... ¡¡¡si pudiera verme!!!


El Santuario se encuentra íntegro y no hay vallas a su alrededor. Me sorprende su magnificencia. Es mi oportunidad de entrar, pienso.
En lugar de rocas diseminadas, un muro rodea el templo. El isquegaón, digo. Todo en ese lugar me resulta insólitamente familiar, conozco el sitio de cada ofrenda. Y sé dónde me esperan.

Una rampa señala la entrada. Suave mármol bajo mis pies (el mismo que recubre la fachada y las columnas). A mi izquierda el ex voto de Polízalos, y a la derecha, el de Cratero. Atravieso el Peristilo, y ya en el Pronaos, interpreto la frase grabada en el friso, “Conócete a ti mismo”, como una orden para adentrarme en el templo.
Cruzo la Cella y arribo al Altar de Poseidón. Elevo una oración frente a la estatua de Zeus. La inicial diversión es ahora una angustia foránea. Mi caminar se ha vuelto pausado, mi gesto altivo. Continúo hacia el Altar de Hestia, me inclino ante al fuego eterno. Desciendo al antro, subo al Adyton.
El rey Creso y los sacerdotes aguardan en la estancia contigua. Éstos últimos me transmiten la pregunta.

Bebo de la fuente Casotis y mastico hojas de laurel. Apoyo mi mano sobre el Onfalo, y aspiro los vapores de sus grietas. Mareos. Apenas en pie espero las palabras del gran dios. Finalmente, Apolo responde. Entonces, profiero sonidos ininteligibles y sin fuerzas, consigo sentarme en el Adyton.
Casi imperceptible, la interpretación de los sacerdotes y Creso pidiendo consejo. ¡Los sacerdotes mienten! Los hijos de Lidia morirán en manos de los persas y no podré evitarlo sin un alto precio.
Me arriesgo a que Creso confíe en mí. Salgo a su encuentro. Pido a los sacerdotes que se retiren, debo hablar con el rey. Se resisten e invocan que aún me encuentro bajo los efectos de los vapores. Le anuncio a Creso el destino fatal de su pueblo. Entre risas declara que su ejército es invencible. Los sacerdotes me sujetan por los brazos, la acompañaremos para que descanse, alegan. En el cuarto subterráneo me golpean y amenazan, hasta que no comprendo su lengua...

Una sensación de ahogo me despierta. Toso. Abro los ojos... ¿qué ha sucedido en mi amado templo? ¿Quién son esas personas que caminan apuradas, usando atuendos exóticos, hablando en múltiples idiomas?
Me incorporo. En lugar de mi vestido blanco estoy usando ropas extrañas. Tengo el cabello desarreglado y en los pies llevo sandalias ajenas.
Me quedé dormida, pienso, y río de las locuras que sueño. Una mujer dice algo y todos la siguen. También la sigo, curiosa de los límites (o no) de la imaginación.
El sol brilla sobre las ruinas de un anómalo Delfos.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Me has llenado de enigmas y sin embargo suspiro mis silencios.

Recibe un beso en tu alma.

Balandra dijo...

Mensajes tallados en la roca, indelebles en el tiempo, acaecidos con nostalgia, ante el desprevenido lector.

Anónimo dijo...

Si el "ser" persiste a pesar de los cambios de la materia...porqué no pensar que quizá el dicho y la frase del "todo indiferenciado social" sea cierta? y entonces SI, "los sueños son la realidad y la realidad, sueños"... Y ahora... en tu sueño "pitonisa" estás leyendo esto, que un Ser de otro tiempo(pensaras, al ver alrededor, un tiempo muy antiguo, muy superado ya, porque parecen, parecemos, una civilizacion primitiva y salvaje, bárbaros en una guerra sin cuartel de Todos contra Todos) te escribe en símbolos ininteligibles, pero sin embargo, lo entiendes, mientras sigues soñando lo entiendes... hasta que te despiertes, para "profetizar" y volver a "aletheia", la verdad de tu "ser" que "vuela" a veces en busca de respuestas a "mundos lejanos", donde los seres, justamente, han "olvidado al ser", y a las pitonisas, y todo es superfluo y artificial, incluso las relaciones inter-pares...

Gracias por compartir tus Visiones Pitonisa!

Almaforte.-

Anónimo dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Llanura Pampeana dijo...

¿Lo queres mucho a tu hermano?

Hay novedades por el blog. Si gusta, dese una vuelta.

Salud!

Anónimo dijo...

¡Muy buen texto! Y me encuentro acertado al pensarla como una pitonisa. Ya le había dicho que usted me traia recuerdos de Delfos.
Continúe con la prosa y me provoca averiguar qué la une a Grecia y a su hermano.

Anónimo dijo...

Ahora sí completo el puzzle, bella Eugenia. Con anterioridad al comentario, leí cuidadosamente todo su blog. El joven del cuadro, el de los grandes ojos negros, es su hermano. Y vuestro lugar es Delfos, coincidiendo con Novalis. Muy buen cuento; es usted muy buena escritora sea en verso, sea en prosa.
Suyo,
E.D.

Anónimo dijo...

Woow..MUy bueno, muchos recovecos...Excelentes formas.


Besos tocaya querida

Anónimo dijo...

Mucho más enigmatica que lo que tu mirada nos permite ver.

Llanura Pampeana dijo...

¡Felices Pascuas!
Hay novedades por el blog. Su visita será más que bienvenida.

Salud!

Kaos Baggins dijo...

que bueno!

es cierto que siempre que visitamos un lugar antiguo y tan cargado de historia se siente un hormigueo al posar la mano sobre piedras que han visto tanto

la protagonista no solo siente el sabor añejo de la historia, sino que alcanza a vivirla, diria a disfrutarla, sino fuera por que la historia tambien tiene capitulos amargos y mas si los ves venir.

su contrapartida, se libera del encierro de la historia y descubre un delfos aun mas peculiar que el historico.

muy bueno, evocador y ensoñador, con su gota de amargura por la historia, incapaz de resolver antguos errores

Anónimo dijo...

no dejo d leerlo

Tanino dijo...

Buen cuento, esos vapores lo conectan a uno con preguntas de otros tiempos. Sin quererlo tenemos las respuestas, genial
Que bueno que sigas en contacto, me gusta tu espacio.
Giuseppe Tanino

Pat dijo...

Que hermoso relato.
Tus enigmas me encandilaron hasta el final.
Siendo apenas una campesina con estímulos diferentes, quedé impactada.
Te felicito.
Besos

BELMAR dijo...

"Pero en chozas habita el hombre, como se oculta en un pudoroso vestido,
pues mientra más interior es (él), más precauciones toma..."

( Hölderlin )

P.D. En homenaje a "todos los dementes" que habitan nuestro yo...!!!

Maria dijo...

Hola!
muy bueno el blog,
me gustaron los escritos.
Espero nos sigamos leyendo.
Un saludo,
María.

Wenuan Escalona dijo...

Paso nuevamente por tu casa...es bueno ver que le das siempre continuidad a tu espacio, algo que a mi me cuesta un poco...salto la cordillera para leerte y saludarte.
Un beso.
Visítame.

Gerardo Omaña Márquez dijo...

He vuelto a releerte

Que me ha pasado? me quedé en un pensamiento....y pasa que pienso en tus letras mansamente porque ocurrió como una magia, una magia envolvente.

Recibe un beso en tu alma.

PERIFERIA ENSAYO Y POESIA
http://intentos12-gerardo.blogspot.com

Verena Sánchez Doering dijo...

me encanta como escribes logras atrapar hasta el final, me encanto estes post
felicitaciones y hermoso dedicado a tu hermano
te dejo muchos cariños y deseo que estes muy bien
besitos


besos y sueños

Eugenia dijo...

gracias queridos amigos por sus alentadores comentarios, se que leer un cuento es un poco màs trabajoso q una breve poesìa, asì q doblemente gracias...

me alegra que los amigos de siempre permanezcan, y que haya nuevos, el otro lado es un lugar para encontrarse y compartir...

a mi hermano lo quiero mucho, claro, y le declaro este cuento en honor a su amor por Grecia