4.4.11

La sombra del fracaso

Ni la reunión de todas mis fuerzas,
ni el ímpetu de la ilusión recobrada,
ni mis virtudes más certeras,
ni el anhelo profundo de entrega…
Nada te retuvo.

Sos el fantasma de aquel que vive sólo en mi recuerdo.
Del ensueño juvenil no queda más que el goce efímero.
Derrumban mi idolatría tu voz cobarde, tu cómoda resignación.
Tu boca insípida y atolondrada perturba
el fresco rumor de aquellos labios enamorados.

La sombra del fracaso me devuelve al presente.
No reflejarás tu azul en unos ojos pequeños.
La rutina se instala, sin pronóstico de cambio.