
8.7.06
27.6.06
Al imitador
Cuando La Noche me engendre ubicua
y pueda elegir formas y colores,
me apropiaré de tu voz;
derramaré en otros su secreta poesía,
esa artificial complejidad,
matemática devoción
que desdibuja tu nombre.
Ellos encarnarán tus símbolos
y con fría certeza emitirán
el juicio más temido.
Cuando clames auxilio,
se habrá perdido mi escudo.
Entre multiplicados retratos,
se esconde el único injusto,
el mío.
20.6.06
Fervor primordial
Eléctrica piel, dispersa boca.
Su abrazo arraiga mi cuerpo,
materia primordial
Su abrazo arraiga mi cuerpo,
materia primordial
bajo sus manos.
Ojos cazadores y presas,
incitan, advierten, censuran.
Se hallan desde el otro lado,
como intrusos en foránea cama.
incitan, advierten, censuran.
Se hallan desde el otro lado,
como intrusos en foránea cama.
Embriagadas contorsiones;
tensas pieles y músculos,
súbditos del ego y los instintos.
tensas pieles y músculos,
súbditos del ego y los instintos.
Ardiente suavidad, jovial premura.
Los labios se derraman con el fervor
de los que nunca habían amado.
Los labios se derraman con el fervor
de los que nunca habían amado.
15.6.06
Anónimos
Libre de prejuicios, tirano de la sed y el tiempo, un abrazo juega a sostenernos. Su aliento húmedo es apócrifo bálsamo de nuestros misterios.
Añejo, un nombre arde en los labios que embriagan con augurios. Iletrados tus ojos, ignoran los ecos que potencian mi ternura.
Anónimos en la penumbra.
Máscaras y euforia velan el íntimo silencio.
Añejo, un nombre arde en los labios que embriagan con augurios. Iletrados tus ojos, ignoran los ecos que potencian mi ternura.
Anónimos en la penumbra.
Máscaras y euforia velan el íntimo silencio.
25.5.06
Letras bohemias
Esclavos de los juegos;
mi velo arde con otros nombres,
y tu historia, hogar de innumerables
mi velo arde con otros nombres,
y tu historia, hogar de innumerables
rostros, demora mis palabras.
Aunque seamos nada cierto,
escríbeme.
Despoja las capas de mi piel
y engéndrame etérea.
y engéndrame etérea.
Duerme en mí, y despierta
tu verdad en mi voz nueva.
Serás bohemias letras en mi boca
y leves huellas en mi cuerpo.
Jugaremos. Y ya no habrá
memoria, ni pasado, ni ecos.
Serás bohemias letras en mi boca
y leves huellas en mi cuerpo.
Jugaremos. Y ya no habrá
memoria, ni pasado, ni ecos.
21.5.06
11.5.06
A él
Nívea y despeinada.
Absorta en sus ecuaciones infinitas.
El rumor de su lápiz
Absorta en sus ecuaciones infinitas.
El rumor de su lápiz
me tortura con tu imagen.
Deseo hablarle, tenerla,
confundirnos.
Y así entenderte.
Te regalo su piel y sus labios.
Y así entenderte.
Te regalo su piel y sus labios.
La mirarás con la ansiedad
vibrante de las novedades.
vibrante de las novedades.
Quizá con ella sean otros los caminos,
otros los tiempos,
y yo me pierda,
a pesar de la poesía y de las calles.
Abandono la mesa.
Ella tampoco te tiene.
otros los tiempos,
y yo me pierda,
a pesar de la poesía y de las calles.
Abandono la mesa.
Ella tampoco te tiene.
5.5.06
Manos extrañas
Las luces póstumas de la tarde,
mínimas esferas de asombro,
nos suspenden en una esquina
de Adrogué, y son anhelo y don.
El tibio sopor bautiza las calles,
incita la unión natural de manos
extrañas y un frágil caminar
que preserve el íntimo silencio.
El éxtasis nubla mis ojos antiguos
y engendra el miedo a tus abrazos
breves y tu mirada lineal,
el miedo a la noche y al olvido,
el miedo a que el fuego o las
cenizas del día me asfixien.
La calle

En la tarde espera mi última risa genuina.
Tu silencio ya no atemorizará las palabras.
Y recorreré sola, otra vez, esta calle infinita.
Si me alcanzas, no me asombrará sentirte.
Hojas de otoño sepultarán
tu caminar apesadumbrado.
En la tarde, ramas secas brotan de mis ojos,
de mi garganta, de mis manos.
El aire me sostiene en esa esquina,
crucificada en la memoria,
para que al verme escapes, otra vez,
y no enturbies lo único que es mío.
Tu silencio ya no atemorizará las palabras.
Y recorreré sola, otra vez, esta calle infinita.
Si me alcanzas, no me asombrará sentirte.
Hojas de otoño sepultarán
tu caminar apesadumbrado.
En la tarde, ramas secas brotan de mis ojos,
de mi garganta, de mis manos.
El aire me sostiene en esa esquina,
crucificada en la memoria,
para que al verme escapes, otra vez,
y no enturbies lo único que es mío.
3.5.06
A un escritor extranjero
Dos espejos en la muchedumbre oscura.
Desborde flamígero, ávidos de peligro
Desborde flamígero, ávidos de peligro
mutilamos las leyes y los estados.
Mientras me defiendas por mis letras
Mientras me defiendas por mis letras
y sedienta de las tuyas te olvide extranjero,
nos someteremos al juego,
señor involuntario de las palabras,
para que hilvanes mi ternura con cintas de luz
nos someteremos al juego,
señor involuntario de las palabras,
para que hilvanes mi ternura con cintas de luz
y envuelvas mi túnica, y mi pluma.
Cuando tus vocales vibran en mí,
Cuando tus vocales vibran en mí,
los cimientos del mundo caen
y se potencia infinitamente el trueno...
Es la fuerza de nuestras raíces que danzan
al perderse en el bosque la penúltima nota.
Es la fuerza de nuestras raíces que danzan
al perderse en el bosque la penúltima nota.
2.5.06
El Hielo
Del ardiente mar emerge La Sinrostro.
Impulsándose con los brazos, libera el pecho,
el vientre,
y las piernas.
Su cuerpo vetusto repta sobre El Hielo.
Se cree a salvo, se recuesta y duerme.
No hay ecos en El Hielo. No hay sombras ni luces.
Perpendicular a su noboca fluye un veloz río de arena.
Las partículas explotan al tocar su piel,
pero La Sinrostro no despierta.
Entonces, una ex poetisa le dibuja los ojos
y las líneas de las palmas.
Sobre algún hielo, muere El Sinnombre.
La ex poetisa (quizá sea casualidad)
bosqueja una sonrisa para el nuevo rostro.
Y se hunde en el mar, apenas tibio.
Impulsándose con los brazos, libera el pecho,
el vientre,
y las piernas.
Su cuerpo vetusto repta sobre El Hielo.
Se cree a salvo, se recuesta y duerme.
No hay ecos en El Hielo. No hay sombras ni luces.
Perpendicular a su noboca fluye un veloz río de arena.
Las partículas explotan al tocar su piel,
pero La Sinrostro no despierta.
Entonces, una ex poetisa le dibuja los ojos
y las líneas de las palmas.
Sobre algún hielo, muere El Sinnombre.
La ex poetisa (quizá sea casualidad)
bosqueja una sonrisa para el nuevo rostro.
Y se hunde en el mar, apenas tibio.
24.4.06
El fin
Dejo la sombra que resguarda
con tibios placeres.
Y soy libre.Libre de lo efímero,
de la ficción y el instinto.
Libre de la obstinación
y los juegos de la memoria.Ya no temo tu mirada sólida,
tus cicatrices y tus renuncias.
No creeré en lo absurdo
ni agrietaré mi máscara,
otra vez, para alcanzarte.
de la ficción y el instinto.
Libre de la obstinación
y los juegos de la memoria.Ya no temo tu mirada sólida,
tus cicatrices y tus renuncias.
No creeré en lo absurdo
ni agrietaré mi máscara,
otra vez, para alcanzarte.
21.4.06
14.4.06
Verte,
y huir,
Para no encontrar en vos
La verdad de todas las verdades,
El espejo de los tiempos,
La tragedia del porvenir.
Huir para no develar grietas ni confesar pantallas,
Para no perder la sorpresa de lo inexorable,
La inocencia de creerme artífice.
Huir para no aceptar que soy prescindible,
Que no eclosioné mis potencias,
Que no me encontraré en un otro.
Huir
Anularte
Que la cotidianeidad te asfixie
Y solo entonces…
y huir,
Para no encontrar en vos
La verdad de todas las verdades,
El espejo de los tiempos,
La tragedia del porvenir.
Huir para no develar grietas ni confesar pantallas,
Para no perder la sorpresa de lo inexorable,
La inocencia de creerme artífice.
Huir para no aceptar que soy prescindible,
Que no eclosioné mis potencias,
Que no me encontraré en un otro.
Huir
Anularte
Que la cotidianeidad te asfixie
Y solo entonces…
DESVANECERME EN LA QUIETUD DE LO MUNDANO
22.3.06
Confusión
Despojarme de la piel y encontrarla,
en las calles, en el espejo, en los sueños.
Se encarna infinitamente en otro ropaje,
y quizá, otros huesos.
Juega a ignorar que me apropio
de su respiración y sus huellas.
Camina sin prisa, nada teme.
En el instante en que creo alcanzarla
(su ritmo se ajusta al mío o el mío al suyo)
Ella, mi alter ego, se dirige a hacia mí,
y me traspasa…
… Sé que ahora me sigue,
pero no puedo girar a comprobarlo,
porque mi caminar es lento y nuevo…
Otro el ropaje, otros los huesos.
en las calles, en el espejo, en los sueños.
Se encarna infinitamente en otro ropaje,
y quizá, otros huesos.
Juega a ignorar que me apropio
de su respiración y sus huellas.
Camina sin prisa, nada teme.
En el instante en que creo alcanzarla
(su ritmo se ajusta al mío o el mío al suyo)
Ella, mi alter ego, se dirige a hacia mí,
y me traspasa…
… Sé que ahora me sigue,
pero no puedo girar a comprobarlo,
porque mi caminar es lento y nuevo…
Otro el ropaje, otros los huesos.
21.3.06
12.3.06
Mi sabio
La mano del sabio desvanece
una época oscura.
Él es mi fuerza y la libre inconciencia,
abrazo que preserva e impulsa,
arrullo viril que cala hondo.
Mi sabio es admiración que seduce y colma
Él ofrece palabras y sueños tibios,
desafíos y éxtasis,
afinidades que vulneran.
afinidades que vulneran.
Nos buscamos, nos perdemos.
Descalza y clara,
eterna y apátrida,
lo espero.
Para despertar sus sentidos
y extraviarlo con mis juegos.
Para que mi ternura lo haga
hombre nuevo pero auténtico.
Para que sea mío…
Y sea nuestro.
7.3.06
28.2.06
Reencuentro
Respiración ardiente sobre mi piel
La voz ubicua silencia su temblor
Palabras y sueños que encarnados
Enajenan la verdad y el perdón.
Te recupero hombre y sereno
Y ya no duele sentirte en mi cuerpo,
en las habitaciones y en las páginas
que prohibidas conservan tu aliento.
Doblego la obstinación injusta
Que desgarró la risa y las venas.
Combinación exacta de colores
Que tu mirada etérea disgrega.
Inconsciente multiplico tu nombre
tibias letras que mi boca espera.
La voz ubicua silencia su temblor
Palabras y sueños que encarnados
Enajenan la verdad y el perdón.
Te recupero hombre y sereno
Y ya no duele sentirte en mi cuerpo,
en las habitaciones y en las páginas
que prohibidas conservan tu aliento.
Doblego la obstinación injusta
Que desgarró la risa y las venas.
Combinación exacta de colores
Que tu mirada etérea disgrega.
Inconsciente multiplico tu nombre
tibias letras que mi boca espera.
27.2.06
Transubstanciación
El ciclope dormía.
Cuando acerqué mi mano a su párpado, descubrió la nada.
Hundí un dedo.
Hilos pegajosos invadieron mi mano y envolvieron mi cuerpo con una red helada (una segunda piel).
El ciclope sonrió y durmió.
Al abrir mi nuevo ojo, imágenes viejas y nuevas multiplicaron seres sobre la tierra.
Cuando acerqué mi mano a su párpado, descubrió la nada.
Hundí un dedo.
Hilos pegajosos invadieron mi mano y envolvieron mi cuerpo con una red helada (una segunda piel).
El ciclope sonrió y durmió.
Al abrir mi nuevo ojo, imágenes viejas y nuevas multiplicaron seres sobre la tierra.
...
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(originalmente publicado en el mes de noviembre, dedicado a Ignacio)



